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Mientras tanto, enviando cartas desde la ciudad del viento

viernes, 2 de marzo de 2012

Shadows


Dicen que bajó el estaño y se apagaron las promesas. Los hielos, vanidosos ellos, pendían ahogados de un hilo que no acababa de cortarles las alas. Las musas soñaban entre grados etílicos y los hados, vestidos con camisa de Jack Daniels y pinza fina, volvían a servir.

Lucía camisa a cuadros y una sonrisa entre las tempestades. No vendía nada y sin embargo, cargado de buenas voluntades, rebajaba sus pertenencias hasta una mirada de sinceridad. Nada valía más, y él lo sabía, que un testimonio gratuito de una historia vivida a las velas. Que un pagaré de vuelta, que una pupila verde, que una canción cansada.

Dicen que se acunó en los desvelos de la música en acordes de despedida, de mañanas sonando en alarmas en laudes en sí-bemol, en almohadas celosas, en sábanas vacías.

Se fue a tomar unos vinos vestidos en crisis helena y acabó peinando las barras, no de rizos de desmesura sino de historias para no dormir.

Tomó el camino de siempre, por donde crujen las pisadas desdichadas.
Por donde resulta fácil volver.
Por donde trafican los sueños ilusos.
Por donde duermen las madrugadas.