A la risa fácil.
La sonrisa extraña.
La mirada que me convenció de que había mañana.
A los trapos rotos.
Los cubatas malos.
Los amigos que me prometieron…los buenos…los hados.
A los días grises.
Los clichés amargos.
Las pupilas que eclipsan, el sin fin de mi ocaso.
Los retales creen que no hay más aguja.
Las agujas creen que son sólo una excusa.
Reencuentros modales. Sonrisas fatales.
Amistades que son y no viven, fracasen.
Cómo lo pasemos, se excusa uno dellos.
Compañías que entienden que no soy, que soy menos.
Las razones que dicen que ya nos veremos.
Reencuentros que entienden sus modas lascivas.
Nocheceres vivos, remos de una orilla.
Agujeros con sueños que inspiran retazos.
A las faldas que veo que ondean mil lazos.
Pinchazos que siento pese a que te fuiste.
Sorpresas que vienen, lugares que existen. Que son míos.
Por mucho que te sorprendas.
Por mucho que el egoísmo pretenda que aprendas.
A tarjetas que roban dineros prestados.
A ladinos que esperan presentes taimados.
Llamadas perdidas. Mensajes a parte.
Noches, coberturas.
Versos que me fallen.
Bolsillos que anhelan huecos, sus gestas.
Promesas que no te merecen.
Perdidas que ya no recuerdas.
Que soy yo.
Que sí (una vez más).
A las chicas que entienden que no las merezco.
A los días que gasto. A los meses que emprendo.
Las miradas las vendo.
Las ganas que te tengo.
Morena (y sí...)
Si tienes alguna queja ven.
Si quieres mi compañía, ven.