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Mientras tanto, enviando cartas desde la ciudad del viento

sábado, 12 de diciembre de 2009

Y el silencio se adueña de Kamtjatka...

Qué sensación tan extraña. Han pasado ya casi quince días (aquí diríamos "one fortnight") desde que no plasmo nada en este papel, y apenas me salen las palabras...
Y es siempre lo mismo lo que me ronda por la cabeza, esa sensación de querer volver para poder quedarte, de querer quedarte para poder volver. El hecho de partir de aquí, aunque sea por menos de veinte días, hace que te plantees una y otra vez lo rápido que se escurren los días y como, poco a poco, todo se esfuma y todo se convierte en mero recuerdo del que, como mucho, tienes una fotografía que te sonríe y te advierte que ya pasó.
Ya han pasado casi cuatro meses desde mi llegada a Horsens y los recuerdos se amontonan haciendo fila, disputándose un puesto en ese estatus que a veces te planteas....

Y podré decir que recuerdo mis primeros pasos aquí como un hecho que pasó breve y fugaz, como sabiéndose poco importante y queriendo dar paso a lo que verdaderamente lo es. Recuerdo lo que costaba recordar los nombres y tratar de ponerles una cara, conocer día sí y día también a cinco personas nuevas, empezar con el proyecto y sentirte inseguro a cada paso que dabas...
No recuerdo, por supuesto, cada una de las fiestas que hemos vivido...pues la verdad, en eso no nos hemos quedado cortos. La international day, las fiestas de disfraces, cada noche en First mansion, las de los corridor en el spanish building, las de Allegade, las del Student Village, las de Kamtjatka...las comilonas y cenas que nos hemos pegado...(me vengo con algún kilo de más!!)
Recuerdo esas visitas con olor a plastilina y disfraces a un metro de altura del suelo, y esas manos amigas que aparecen para darte un gran apretón, a tantos y tantos kilómetros de distancia de casa.
Y también, el día a día, levantarte y saber que la leche va a estar mala y la cocina hecha un desastre, coger la bici tras estar buscándola durante cinco minutos y huir hacia la universidad combatiéndo el temporal, llegar a clase y chequear todas estas malditas redes sociales a las que estás enganchado...; enterarte de que te faltan doscientos documentos de "building planning and management", bajar a la cantina a perder un poco el tiempo y encontrarte a veinte más que ya llevan un rato haciéndolo. Liarte sin darte cuenta y terminar con una caja de cervecitas vacía planteándote que haces con tu vida mientras sonríes con los amigos.
El agobio de las presentaciones, los viajes, las visitas a Copenhague, Aarhus, Skagen.Praga, Cracovia, Berlín...
Pero lo más importante, sin duda, son las personas. Me considero muy afortunado de estar conociendo a quien estoy conociendo.
Por último, el futuro...todos nos lo planteamos, y es cierto que nadie sabe que va a ser de su vida. ¿Para mí? Quién sabe...quizás seguir estudiando si consigo una beca, seguir en el extranjero, me encantaría...; buscar un trabajo, lejos de mi ciudad tan de sobra conocida. Lo que tengo absolutamente claro es que no quiero volver a zaragoza, no tan pronto.

Esta entrada es solo un baremo de sensaciones pasadas que quedan ya en ese rincón del recuerdo en que escribes con permanente.


Para ser sinceros, tengo unas ganas locas de volver a casa.
Y también, me da miedo, de verdad. Siento que todo esto se esfuma, aunque queda todavía mucho por quemar.
A los de aquí, disfrutad y descansad, el receso nos vendrá bien!!
De todos modos, nos vemos muy muy pronto.

Y a los de allí...qué ganas tengo de veros.

4 comentarios:

  1. "...y es cierto que nadie sabe qué va a ser de su vida". No pasa nada, a mí también se me iban los acentos cuando estudiaba. Solamente tienes que prestar más atención.
    Increíble última entrada y fabulosa reflexión sobre Zaragoza. Hay mucho que andar. Clarísimamente certeza.

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  2. ¿Donde vas calvito?
    Por cierto, me he quedao esperandote para ir a reciclar...
    Precioso texto compadre

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  3. hoy es el final del comienzo y mañana el comienzo del final...un final feliz sin duda amigo penurias!!

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  4. Es lógico ponerse melancólico cuando las cosas andan bien... porque de la nada nace cierto temor a que todo acabe... sin embargo nada de ello debe impedir que se disfrute a diario de las oportunidades que nos ofrece la vida!
    Un abrazo Luis.
    ESTHER

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