Se cansó el camastro de vivir dormido.

Una noche más.
De mentiras inconclusas en esta partitura. De palabras en el viento. De canciones con espinas. De enseñar sonrisas.
De amigos entre las luces y sombras al calor de un cubata con hielo. De los celos que mi pelo acostumbró a echarte en cara. De sábanas olvidadas. De mentiras.
Una noche más.
De, como ya dije una vez, este año de mentiras que duran un año. Un año más de este maño que se olvida de lo que fue antaño. De ese tipo que disimula con vicio. De ese chico que me saca de quicio.
Una noche más.
De acabar en el mismo sitio y en el mismo lugar.
De encontrarme a mí mismo con las sombras cuando amenece. Cuando el sol cansado de dormir, repica entre campanas a la luz de la mañana. A veces amanece tan temprano...
Cansado de acelerar las agujas, de mentirle a la vida y decirle que ya no es de noche, que ya es de día. Que ya se cansó en el aguacero de tanto llover. Que ya se cansó el tracero de tanto coser.
Que ya se cansaron las ganas de luchar y seguir el camino. Que ya se cansó la mañana del rocío. Que ya dejó de mojar.
Que ya las palabras perdieron el sentido.
No siempre, siguiendo contando mentiras, hace falta un motivo, pues siempre lo hay. Viva la ironía gratuita, viva la incultura general.
¿...A mí...? A mí me hace falta un sentido, una palabra que me lleve a otra, y a otra. Pero no hoy. Quizá todos los días...qué feliz fuera si...
Y a otra tal vez. De cuando en vez nunca viene mal escribir, ¿no?
Pues, a veces, ya se cansó.
Se cansó el ocaso de ser el más triste. Se canso aquel tipo de tanto despiste.
Se cansó de pensar. En lo que fue y en lo que pudo haber sido.
De soñar depierto.
De vivir dormido.

Un noche más de este cuento de nunca acabar.
Una noche más.