Que en el fregadero, como te pases de fuerza, acabas calado porque el agua tiene una costumbre de saltar inesperadamente.
Que da lo mismo donde dejes la bici el día anterior porque al bajar al parking habrá veinte bicis más rodeándola, y a saber dónde está.
Que no importa si cuando sales de casa el cielo está claro y más azul que nunca. Cuando te montes y lleves 2 minutos andando, empezará a llover.
Que para encontrarte la lavadora gratis vacía los planetas se tienen que alinear y Dinamarca ganar el mundial de fútbol. Siempre, siempre, tendrás que esperar.
Que la madera del suelo se dilata al estar en contacto con agua un tiempo prolongado. Que se lo pregunten al suelo de mi cocina. Que, por cierto, mola mogollón.
Que beber mucho es malo y trastorna el sentido del tiempo y el espacio, pudiendo acabar durmiendo en los lugares más insospechados, vivir de noche, dormir de día…
Que más abajo de despeñaperros existe vida. Creedme. Y además son buena gente.
Que Badajoz, por mucho que yo pensase lo contrario, está arriba. Exactamente cinco pisos.
Que la universidad es un centro de ocio y pérdida de tiempo en donde te exigen millones de trabajos sin sentido pero, eso sí, aman los esquemitas, los dibujitos, las tablitas. Las poyaditas.
Que en Dinamarca se construye con aislamiento, y luego ya veremos.
¿Los cálculos? Para el ingeniero, claro está.
He aprendido, también, lo que vale una docena de huevos, por ejemplo.
Que la tarjeta de Kamtjatka siempre irá bien a la segunda, y muy pocas veces a la primera.
Que los españoles somos los más majetes, los más sonrientes, los más fiestas, los más sociales.
Los más vagos.
Los más borrachos.
Que el suelo del baño se moja siempre cuando sales de la ducha, y que a los franceses les da lo mismo.
Que Diógenes debió de ser francés. O salmonete.
Que la estrella más cercana al sol, de ser reducido el volumen de éste al tamaño de una canica, estaría a 713 km.
Que para buscarle la graduación a una cerveza danesa te las ves putas.
Que, aunque seamos amigos, a todos nos roban material de cocina. Y lo más importante. Todos roban menos nosotros.
Que a Stefan le robaban el bocadillo en el recreo y ahora se venga mandándonos warnings…
Que, para ser feliz, hace falta muy poco. Sólo hace falta irte a la cama tras un largo día y mirar al cielo mientras compruebas como lucen las estrellas por una vez desde hace meses. Pensar que mañana, habiendo descansado, saldrá el sol, aunque ya de sobras sabes que no va a ser así. Sólo necesitas un millón de cosas confabuladas a tu favor de las que nunca nos damos cuenta, hasta que nos faltan.
He aprendido que solo necesitas eso. Creértelo.
A serlo una vez más.